Al mismo tiempo, es aconsejable que el expositor de la Sagrada Escritura tenga en cuenta la etimología establecida de una palabra, ya que ello puede, en algunos casos, ayudar a determinar su significado real, o iluminarlo de modo sorprendente. Pensemos, por ejemplo, en las palabras hebreas kofer, kippurim, y kapporet, las que traducidas significan respectivamente: «rescate», «redenciones» y «expiaciones» o «propiciatorio». Todas ellas se derivan de la raíz kafar, que significa «cubrir», y contienen
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